a oscuras

la puerta se cierra sola con un clac y quedo sumergida en la oscuridad y el silencio. no enciendo la luz, apoyo el grabador sobre la mesa y respiro hondo mientras me dejo llevar por la fantasía de un viaje espacial. todos esos testigos y números encendidos en la pared de la izquierda han de ser el tablero de mandos de una nave, o estrellas, azules o rojizas, naranjas, que brillan en la noche. de la ventana llega un resplandor que sugiere las siluetas de los muchos grabadores, videos, radios, equipos y aparatos diversos que se apilan en estanterías hasta el techo. el técnico ha der ser feliz en esta sala, así, a oscuras, sintiéndose comandante secreto de una misión intergaláctica.

también yo me estoy yendo a las estrellas. afuera, lejos, han quedado las clases iluminadas, las conversaciones, los corredores y las escaleras donde el eco multiplica las voces.

¿cuántos segundos dura el encantamiento ? sin el grabador, vuelvo a la puerta. con la luz que se cuela al abrirla desaparece el efecto estelar.

bajo y salgo a la calle, hacia la noche que me espera

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